La pesadilla de algunos puede ser una auténtica bendición para otros. Angelina Jolie dijo sentirse «muy honrada» por poder participar en una sesión de fotos de National Geographic, particular, cuanto menos. La estrella de Hollywood ha posado cubierta de abejas durante 18 minutos, que a cualquiera le parecerían una eternidad. No para ella, que ni siquiera se ha inmutado mientras los insectos revoloteaban a su alrededor y se posaban en su pecho y su rostro. Alguno incluso se ha colado entre sus ropas. Sorprendentemente, ha salido ilesa, sin ninguna picadura. El resultado es este retrato, tomado por el fotógrafo Dan Winters, aunque bien podría parecer un trabajo digno de Photoshop. Para los más escépticos, la revista ha publicado el making-off. ¡Todo sea por una buena causa!

«Fue maravilloso sentirse tan conectado con estas hermosas criaturas», aseguró Angelina Jolie. El objetivo de la sesión de fotos es concienciar sobre el Día Mundial de las Abejas. «Con todo lo que nos preocupa en el mundo, mucha gente se siente abrumada por las malas noticias, pero esta es una que podemos manejar», señala la ganadora del Oscar, que fue nombrada madrina de Women for Bees, un programa de cinco años lanzado por la UNESCO que ayudará a capacitar y apoyar a 50 apicultoras de todo el mundo.
¿Cómo se hizo la foto?
«Angelina se quedó perfectamente quieta, cubierta de abejas durante 18 minutos sin una picadura», cuenta el fotógrado encargado de la sesión. «Todos en el set, excepto Angelina, tenían que usar un traje protector. Tenía que estar tranquilo y bastante oscuro para mantener tranquilas a las abejas», añade. La actriz no pudo ducharse durante los tres días anteriores. «Me dijeron: ‘Si tienes todos estos aromas, champús y perfumes diferentes y esas cosas, la abeja no sabe lo que eres’. Luego te pones algunas cosas en la nariz y en los oídos para no darles tantos agujeros para escalar», explica.
«Tienes que estar realmente quieto y en tu cuerpo, en el momento, lo que no es fácil para mí», confiesa la protagonista. En su opinión, el problema radica en la imagen que tenemos de las abejas, un animal peligroso que pica. «La intención es que compartamos este planeta. Nos afecta el uno al otro», concluye.

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