El gran riesgo que tienen los cuadros depresivos es “el padecimiento y las ideas de suicidio, que no son infrecuentes que aparezcan”, como advierte el psicólogo Guillermo Thomas. La ideación suicida implica un proceso gravísimo, de mucho peligro, que no siempre puede ser identificado por familiares o amigos, sino por profesionales.

Por eso, Silvia Ongini, psiquiatra infantojuvenil, sostiene que buscar ayuda de especialistas en la materia y no perder tiempo, es fundamental. En el caso de padres de adolescentes (son el grupo con mayor índice de suicidio) que tengan sospechas de que sus hijas o hijos pueden tener estos pensamientos, sugiere “no ir con vueltas”. “Si una madre o padre tienen dudas, lo mejor es preguntar amorosamente y abrir el canal de diálogo, no desde la crítica, sino siendo muy cálidos y estando atentos. Se les puede plantear: ‘A veces cuando nos sentimos muy mal, no tenemos ganas de vivir y podemos pensar en la muerte. ¿Te pasó? Si te pasó, ¿pensaste cómo?’ Si el adolescente responde que sí, se debe ir directamente a la emergencia”, dice la psiquiatra.

El diagnóstico temprano y el acceso a un tratamiento adecuado son fundamentales frente a una depresión, ya que no sólo pueden mejorar notablemente el pronóstico de la persona que tiene este trastorno y su familia, sino incluso salvar vidas.

En el caso de padres de niñas, niños y adolescentes que tengan síntomas de depresión, la psiquiatra infantojuvenil Silvia Ongini aconseja: “La única métrica que pueden tener si están dudando en recurrir a un profesional, es preguntarse: ‘¿Puedo ayudarlo yo a que esté mejor o me quedé sin recursos?’. Porque lo que no pueden hacer es ponerse una venda en los ojos y decir: ‘Se le va a pasar’ o ‘la adolescencia es así’, todos esos lugares comunes que los van dejando cada vez más solos y terminan en situaciones de muchísimo sufrimiento que se pueden prolongar a lo largo de la vida”.

La duración e intensidad de los síntomas también es un indicador de que necesitamos de un especialista.

Por último, si un adolescente se niega a acudir a un profesional, Ongini subraya que es indispensable ayudarlo a comprender que necesita ese acompañamiento desde un discurso amoroso y no como si fuese un castigo: “Hay que plantearlo, por ejemplo, en términos de ir al dentista: uno no se arregla la muela solo. De la misma manera, se necesita un profesional de la salud mental para abordar determinadas cuestiones. Pero como adultos, también debemos registrar que hay decisiones que no pueden tomar los chicos solos”.

Siguen existiendo mitos vinculados a la depresión que desinforman y retrasan las consultas. Algunos de ellos son:

“Es poco frecuente”: la depresión es un trastorno del estado del ánimo mucho más habitual de lo que se cree e, incluso, se agudizó durante los últimos dos años. Si bien hay factores que aumentan los riesgos, cualquier persona puede desarrollarla a lo largo de su vida.

“No afecta a las niñas y los niños”: al contrario de lo que muchas veces se piensa, es una problemática que atraviesan no solo las personas adultas, sino también muchas chicas y chicos, incluso desde edades muy tempranas. Guillermo Thomas, jefe de sección de Psicología Clínica de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano, explica que es una de las principales causas por las que madres y padres se acercan con sus hijas e hijos pequeños: estima que dos de cada tres consultas son por cuadros de ansiedad y depresión.

“Nunca se puede salir”: cada vez hay más tratamientos concretos para tratar la depresión. “El 95% de las depresiones revierten en un 100% con un tratamiento correcto. Cuanto más joven es la persona, más rápido es y mejor el pronóstico”, asegura Ignacio Brusco, decano de la Facultad de Medicina de la UBA.

“Es lo mismo que la tristeza”: es fundamental distinguir entre lo que es una tristeza esperable ante determinadas circunstancias de la vida y una depresión. “La primera es un sentimiento displacentero que sobreviene a consecuencia de alguna pérdida o de algo malo que nos está pasando. La depresión es un síndrome, un conjunto de síntomas que involucran lo afectivo, lo anímico, pero también un montón de otras cosas en la esfera cognitiva, intelectual, social, volitiva. En fin, contamina la integridad del ser humano”, resume Thomas.

“Para salir sólo se requiere voluntad”: quienes atraviesan una depresión necesitan de acompañamiento profesional y de un tratamiento. Thomas, advierte: “Lo peor que le podés decir a una persona que está deprimida es ‘dale, ¡vos podés!’, ‘ponéte las pilas: salí a caminar’, porque es alguien que está mal y que no tiene mucha fuerza. Si vos le decís ‘tenes todo, fijate lo que lograste, no puedo creer que estés así’, lo que estás haciendo es objetarle los motivos para estar mal y lo estás llenando de culpa, como si él o ella hubiera elegido deprimirse”.

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