Prevenir la violencia y el bullying entre los chicos y las chicas no puede ser un hecho aislado y circunstancial, sino que requiere un abordaje integral y un trabajo conjunto de las familias y las escuelas.

Para María Zysman, psicopedagoga y fundadora de Libres de Bullying, desde las instituciones es imprescindible generar un clima socioemocional donde se pueda enseñar y aprender de forma saludable.

Más allá de los protocolos de acción que establezca cada escuela para abordar estos conflictos entre los estudiantes, para la especialista lo fundamental es prevenir, detectar e intervenir y trabajar fuertemente en el fortalecimiento de los vínculos.

Entre otras herramientas, recomienda:
Hablá de bullying, qué es y qué sienten los chicos acosados. Establecé normas de convivencia donde el tema esté contemplado y se sepa con anterioridad qué se va a hacer si un chico humilla o agrede a otro.
Promové dinámicas grupales que apunten a trabajar valores y vínculos positivos.
Fortalecé la educación emocional de los más chicos con actividades que les enseñen a expresar sus sentimientos, a trabajar la autoestima, a respetar las diferencias, a conocer los propios talentos y a valorar las virtudes de otros compañeros. Recordá que las emociones muchas veces se superponen, se contradicen, se mezclan (lo que rechazo me atrae, lo que me da alegría me avergüenza, me rio de que se rian de mi amiga y me siento culpable)
En las aulas, creá el «buzón de quejas» o «buzón de secretos», una herramienta fácil para que los chicos se animen a contar lo que les pasa a través de cartas semanales. Allí los chicos pueden compartir si tienen algún problema con alguien o cómo se sienten en relación a sus compañeros. Las niñas, niños y adolescentes deben estar seguros de que el adulto a cargo abrirá el buzón semanalmente, leerá las cartas y se manejará con absoluta confidencialidad y respeto, sin juzgar a nadie.
Armá con ellos una cartelera con las fotos de los chicos y debajo escriban lo que mejor sabe hacer cada uno. Dibujen las siluetas de los alumnos en cartulinas gigantes y, uno a uno, vayan llenándolas de papelitos con sus cualidades.
Jugá al espejo: en parejas, se miran, se imitan, se conocen.
Proponé juegos cooperativos como rompecabezas gigantes, juegos de recorrido, construcciones en los que nadie gana ni pierde. Por ejemplo, en una caja podés poner papelitos con palabras, dibujos o recortes de fotos que describan características físicas (color de pelo, de ojos, altura, etc.). Las van tomando de a una y van encontrando los chicos que las posean.
Escribí textos que supongan ponerse en el lugar del otro. Trabajá con cuentos o películas vinculados con la temática: discriminación, diversidad, estereotipos, prejuicios, conflictos, exclusión, marginalidad.
Comenzá la semana con una breve charla grupal. Que los chicos se miren, se registren y se pregunten acerca de su fin de semana. ¿Quién vino a la escuela? ¿Quién está ausente? ¿Qué nos proponemos para la semana que comienza? Los viernes, podés cerrar la semana de igual manera.

Saber reconocer cuándo estamos enojados, alegres o tristes, y cómo nos afecta, es fundamental para tener relaciones más sanas y respetar a los demás. Por eso es tan importante brindarles a los niños herramientas que los ayuden a fortalecer su autoestima, a sentirse más seguros, confiados y empáticos.

Mantené una relación amorosa y segura con tu hijo. Cuando los padres demuestran ser afectuosos y confiables, sensibles y receptivos a las necesidades de sus hijos, es más probable que los niños desarrollen relaciones de apego seguras. Hacele saber que cuenta con vos para guiarlo y protegerlo. Generá un vínculo de confianza y comunicación.
Validá sus emociones. Cuando le respondés a tu hijo con frases como: «¡No te podés poner así por esa pavada!»; «¿Cómo te vas a enojar por eso?»; «Es ridículo lo que decís», estás haciendo un juicio de valor y restándole importancia a lo que siente. Si, en cambio, reemplazás estas frases por otras como: «Entiendo que estás enojado por no poder hacer eso que te gusta», «Claro que asusta dormir solo», «Qué difícil es compartir», entonces le vas a poder transmitir que entendés lo que le está pasando y que es válido, lo cual no significa que compartas cómo se está comportando al respecto. Cuando un niño se siente validado y acompañado, esto construye el pilar de su seguridad propia en un futuro.
Identificá cómo se siente. En la vida cotidiana siempre existen situaciones que pueden servir para enseñarle a los chicos sobre su mundo emocional. Por ejemplo, si observás que alguien está triste, hablá con tu hijo al respecto. Las reacciones del cuerpo pueden ser una excelente manera de ayudarlo a identificar una emoción, por ejemplo, «cuando estás enojado el corazón puede latir fuerte, tus puños cerrarse y tu voz subir muy fuerte». Un niño que alcanza tempranamente un «vocabulario emocional», será un niño capaz de identificar sus sentimientos, expresar y compartir lo que siente.
Enseñale a regular sus emociones. Esto implica reconocer (en lugar de descartar) los sentimientos negativos de tu hijo y hablar con él sobre las causas y los efectos de las emociones. También significa ayudar a los niños a encontrar formas constructivas de manejar su enojo o frustración.
Ayudalo a ser empático. «Ponerse en los zapatos del otro» significa poder pensar ¿cómo te sentirías vos si estuvieras en su lugar? Esta simple pregunta puede ayudarlo a comprender las consecuencias de sus acciones.
Establecé normas claras. Las normas y los límites colaboran en la construcción de su conciencia moral. Cuanto más claros sean los límites y en la medida en que se sostengan, después estas conductas se internalizan a manera de hábitos. Los límites señalan el camino y brindan seguridad y contención. Un chico que fue criado sabiendo hasta dónde puede llegar, contará con la habilidad de decirles a otros cuáles son los límites en el trato con él. Tendrá a su disposición la palabra «no» para cuando necesite poner un freno.
Entrenalo en asertividad. La asertividad es una manera de responder de manera firme, pero no agresiva. Explicale que cuando alguien lo molesta, él o ella debe expresar claramente cómo se siente en lugar de culpar a la otra persona. Por ejemplo, en lugar de decir: «¡Vos rompiste mi juguete!», alentalo a decir «yo me siento triste y decepcionado porque rompiste mi juguete y me gustaría que lo arregles».
Trabajá sobre sus habilidades sociales. Si su hijo tiene problemas sociales con sus compañeros, fomentale una actitud positiva y constructiva. Hacele saber que a veces todos podemos ser rechazados, que las relaciones se pueden mejorar y/o entablar nuevas amistades con menor esfuerzo.
Fortalecé su autoestima. Todos los niños tienen alguna habilidad especial o virtud. Es fundamental siempre destacar sus logros y celebrar sus progresos, aun cuando los resultados no sean los esperados. Si le demostrás confianza, él también sentirá lo mismo sobre su ser. Es importante hacer sentir a cada niño especial en algo, si hay hermanos es bueno dedicarles tiempo por separado y potenciar sus puntos fuertes, fomentando sus habilidades e intereses.
Enseñale con tu ejemplo. Que tus acciones hablen por vos. Ofrecele un modelo de respeto, equidad y tolerancia. No manipules las relaciones de tus hijos. Para ello, evitá frases como: «No te juntes con Fulano, su familia tiene una pinta…» o «¿Por qué no invitás a jugar a la hija de Menganita que es como nosotros?». Además, prestá atención a cómo te manejás en las redes sociales y en Internet. Si los chicos ven que te burlás de otras personas o discriminás, probablemente imiten tu conducta. Si vos mirás a los demás con soberbia o sometimiento, tu hijo probablemente tenga esa misma mirada hacia los otros y hacia sí mismo. “Si querés que tu hijo sea un niño emocionalmente sano, ¡empezá por vos!”, sostiene la fundadora de Libres de Bullying.
●Más información en la GUÍA SOBRE PREVENCIÓN DEL BULLYING

Libres de Bullying: ofrece herramientas para prevenir, detectar e intervenir en situaciones de bullying en el ámbito educativo y deportivo y religioso (educación formal o informal). Mail: info@libresdebullying.com.ar
Equipo ABA: brinda un abordaje integral y multidimensional para reducir los índices de violencia, fortalecer la educación en valores y fomentar la sana convivencia escolar.Mail: info@equipoaba.com.ar
Línea Convivencia Escolar de la Secretaría de Educación de Nación: 0800-222-1197, de lunes a viernes, de 8 a 20. Recepción, derivación y atención de situaciones conflictivas de convivencia en las escuelas y/o situaciones de vulneración de derechos.
Argentina Cibersegura: trabaja para crear un espacio digital seguro a través de actividades de concientización y educación. Mail: info@argentinacibersegura.org WhatsAppl: +54 (11) 2150 – 3797
Hablemos de bullying: ofrece asesoramiento institucional, capacitación docente y asesoramiento familiar.
Guía Hablemos de bullying. Violencia entre pares

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